miércoles, 28 de septiembre de 2011

AYUDA

Ante todo, quiero dar las gracias a mis lectores por haber llegado ya a las 500 visitas.
Éste no es un artículo en el exponga ninguna idea ni haga ninguna crítica. Éste es un artículo para pediros ayuda. Y quiero pediros ayuda porque no tengo ni idea sobre qué escribir. Así que si sois tan amables, dejadme un comentario exponiendo algún tema sobre el que pueda explayarme. Algo que puede criticar y admirar. Algo que pueda destrozar. Dentro de 10 días elegiré el tema que más me guste (si es que alguien se ha dignado a hacer alguna proposición) y escribiré un artículo sobre dicho tema. Si son pocas las colaboraciones y no me gusta ninguna de vuestras ideas tendré que abandonar el blog. Gracias de antemano por vuestra coaboración.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Jamón vs Mortadela

Vuelvo a las andadas con un artículo que probablemente traiga polémica. La tolerancia no es mi fuerte, y aunque no me enorgullezco de ello, lo digo abiertamente, ya que la gente que me conoce lo sabe, y la opinión del que no trata conmigo me resbala de la misma manera que resbala un patinador novato. Puede que el título de este artículo no diga nada sobre el contenido del mismo, por eso mismo os diré que voy a hablar sobre los gustos de la gente, y las discusiones que los mismos provocan entre familiares y amigos. Y como bien dice el refrán, para gustos, los colores, aunque bien es cierto que hay colores que son bastante más bonitos que otros. Y lo mismo pasa con los gusto. A la gente le gusta la música, la ropa, el deporte, los juegos, las mujeres,  los hombres y todo tipo de cosas pero, ¿qué diferencia a una mujer de otra? ¿Por qué un grupo es mejor que otro? Hay quien dice que no hay grupos mejores ni peores, que simplemente es mejor el que te gusta más. Yo me río en la cara del que dice eso. Le salpico con la saliva que expulsa mi orificio bucal al contraerse y expandirse mientras una sonora carcajada inunda sus oídos mal educados. Y le pregunto, ¿CÓMO? Normalmente, el que haya sufrido en sus carnes un comentario como éste habrá podido comprobar que casi siempre el que lo dice es alguien cuyo gusto musical deja bastante que desear. Pero, aunque  me ceñiré a la música, trataré de hablar sobre diversos temas en los que el gusto de una persona diga mucho de su personalidad.
   

   Empezaré hablando sobre el rap. El rap es un tipo de música que, desde bajo mi punto de vista, es bastante malo. Y antes de empezar a regodearme sobre los raperos, me gustaría deciros que a veces escucho rap. Pero seamos sinceros, ¿qué es el rap? Pues amigos, el rap es música, o al menos eso dicen. Tengo amigos y familiares raperos, y cuando voy en sus coches y me ponen música, el factor que me ayuda a distinguir cuándo termina una canción y empieza otra es la pausa silenciosa que hay entre ellas, ya que los ritmos suelen ser bastante parecidos, y de la letra ya ni hablemos. Putas, maricones y drogas. ¡Ah!, disculpen, se me olvidaba mencionar el sinfín de yeahs que abundan entre una cantidad indescriptible de palabrotas. Rapers, yo puedo admitir, incluso comprender, que te guste el rap. Pero te pido por favor que no me digas que eso es bueno porque la vena de mi cuello se hinchará, y explotará liberando mi ira y dirigiéndola contra el rap y sus raperillos. Basura. Y como bien dije antes,  a veces escucho rap, pero lo hago sabiendo que lo que escucho deja bastante que desear musicalmente hablando. Muchos raperos exigen respeto en sus canciones,  pero el respeto hay que ganárselo, y ¿cómo van a respetaros si os insultáis entre vosotros en vuestras propias canciones? Hay raperos (oyentes, no cantantes) que defienden su música alegando a la calidad de las letras. Y yo les digo, si te gusta por la letra, ¿por qué escuchas rap en inglés? ¿Eres bilingüe? Y dejando la música a un lado, ¿por qué si hablan tanto de pobreza y de que son gente de la calle salen en las portadas de sus discos llenos de oro? ¿Por qué en sus videoclips salen deportivos caros y mujeres a las que no se ligarían ni en traje de chaqueta? Prediquen con el ejemplo. ¿POR QUÉ UN RAPERO COJEA CUANDO ANDA? ¿Le pesa la cartera de tanto vender discos? Probablemente no, pero dejemos a los raperos a un lado porque se me hincha la vena.



   Una vez destruido el rap quisiera centrarme en los pijos. Y es posible que os preguntéis, ¿qué tienen que ver los pijos con la música? La respuesta es nada, con la música nada, pero tienen algo que ver con un género denominado flamenquito que se estila mucho en las fiestas de náuticos y patillas rocieras. Si llevas un polo Lacoste, unos naúticos y unos Levi´s 501, en tu coche se escucha  Radiolé. Y si abres la disquetera podrás encontrar los grandes éxitos del Barrio (cuando digo El Barrio no me refiero a un barrio de una ciudad, sino a un grupo que hay que se llama El Barrio), los greatest hits del Nolasco, y un cd recopilatorio con las mejores sevillanas del siglo XVIII. Si eres pijo, escuchas el We are the Champions y no sabes que esa canción es de Queen. Deprimente. Sin embargo, un pijo que no sabe que la canción que escucha cuando un equipo gana la Champions League la canta Freddie Mercury, se pone radiolé y no para de cantar.  Lamentable. Y algunos de vosotros diréis, si a él le gusta, ¿qué más da? Pues sí da queridos lectores, da.  Y mucho. Porque luego suena en la radio de mi coche Pink Floyd y me dicen: quita esa mierda. Y yo no puedo hacer otra cosa que agachar la cabeza y hacer de Mourinho. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cómo es posible? Luego entro en una discusión sobre música y tengo que escuchar que es que Pink Floyd es muy antiguo y ya no se lleva. Y cuando ataco ferozmente al flamenquito y digo con la boca llena que eso es una puta mierda me dicen con ojos lastimosos: pues no es una mierda, porque a mi me gusta. Y yo me hago una pregunta, ¿si a ti te gusta la mortadela y el jamón te da arcadas, es mejor la mortadela que el jamón? Pues obviamente NO, es mejor el jamón, por mucho que te guste la mortadela. Por mucho que goce tu paladar con una rodaja rancia de aceituna mezclada con el sabor amargo de la mortadela, el jamón siempre será mejor que tu mortadela. Y dentro de los jamones, habrá diferentes grados de calidad. Pues por eso a mi me gusta comparar la música con la comida, porque todo el mundo sabe que una gamba blanca de huelva es mejor que un pepinillo en vinagre. Y sobre eso no hay discusión. 


   También hay un género denominado reggaeton, que se une a un colectivo que se pasea por la calle con los vaqueros por dentro de los botines y con la gorra mirando a Ubrique, pero esa gente no merecen mi atención, y mucho es que los haya mencionado.
   
   Y como los anteriores,  hay más. Aquellos que escuchan house, tecno, y demás música de discoteca, bien podrían ser criticados en este artículo sin ningún tipo de miramiento, pero creo que el mensaje que trataba de transmitir ha llegado al público.
   
   Es posible que esto suene muy duro, pero con la mala música, tolerancia cero. Imaginemos que me da por pintar un cuadro. Y resulta que a mi vecino le gusta. ¿Acaso es comparable mi cuadro con un Velazquez? NO. Mi cuadro al lado de un Velazquez es una auténtica bazofia, por mucho que a mi vecino le guste. ¿Por qué protegemos los malos gustos musicales? ¿Por qué permitimos que personajes como el de la fotografía destruyan canciones míticas como Smell like teen spirit?
  
    Y con esto hago un llamamiento a todos esos raperos, flamencos y orteras. No quiero que cambiéis de gusto, ya que si lo hacéis, el buen criterio de los demás pasará desapercibido. Lo que quiero es vivir en un mundo realista,  en un mundo en el que un rapero ande derecho, un mundo en el que un latino lleve la gorra recta y los vaqueros por encima de los botines (no por dentro). Admite que un rapero,  en el 80% de sus canciones, no dice más que gilipolleces sin sentido y palabrotas. Me parece perfecto que te guste, pero no me digas que eso es bueno porque lo mejor que puedo hacer ante esa farsa es quedarme callado sonriendo para mis adentros. 




                                                                                    Carlos de los Santos